Uno de los argumentos que Putin esgrime para entrar a Ucrania es la eliminación de la presencia de grupos nazis en la región del este, que han venido masacrando a la población ruso-ucraniana de la zona durante la última década.
Los expertos en geopolítica señalan, que sin ser esta la única razón que ha movido a Rusia a entrar en Ucrania de la manera en que lo ha hecho, es cierto que desde el gobierno ucranio se han servido de grupos neonazis para intervenir en las zonas autoproclamadas independientes en la región del Donbas.
Precisamente, el pasado miércoles el presidente Zelenski, nombró a Maxim Martchenko, quien anteriormente fue conocido por comandar el Batallón neonazi Aidar, como jefe de la región de Odesa. Según han publicado distintos medios, Marchenko ha sido señalado como «responsable de los crímenes cometidos por las hordas ucranianas en el Donbas, en cuyas operaciones de castigo intervino el Batallón Aidar».
El Batallón Aidar está financiado por el oligarca Igor Kolomoiski, contra quien hay varios procedimientos abiertos en Rusia precisamente acusado de crímenes de guerra.
El diario El País, publicaba en 2015 que «Amnistía Internacional involucró a Aidar en secuestros, detenciones ilegales, malos tratos, robo, extorsión y posibles ejecuciones de prisioneros»
Tras dirigir el Batallón Aidar, Martchenko fue ascendido en el año 2017, llegando a ser subcomandante de la 92ª brigada mecanizada y posteriormente fue comandante de la 28ª brigada mecanizada.
El gobierno de Kiev, ante la llegada de tropas rusas a la zona de Odesa, ha destituido al anterior gobernador de la región, Seguei Grinevetsky, considerando que «es leal a Moscú».