viernes, 15 de noviembre del 2024

Izquierda Castellana: «Cabe preguntarle a esos demócratas, empezando por Josep Borrell, porqué Ucrania sí tiene ese derecho pero Cataluña no»

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Beatriz Talegón
Beatriz Talegón
(Madrid, 5-5-1983) Licenciada en Derecho por la UAH, estudios en economía del desarrollo por la LSE en Pekin. Analista política. Ex Secretaria General de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas Actualmente colabora como analista política en distintos medios de comunicación (prensa escrita, radio y televisión).
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La formación Izquierda Castellana ha publicado un análisis hoy donde pone determinados puntos de interés sobre la mesa a tenor del conflicto en Ucrania.

En su texto de análisis y denuncia, se preguntan por qué el responsable de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, defiende el derecho de la soberanía de Ucrania pero no el de Cataluña.

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Denuncian también la manipulación informativa a la que estamos siendo sometidos y apelan a la movilización popular como respuesta para frenar un conflicto armado.

Contenido del análisis:

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» Desde hace varios años venimos analizando, en relación con la brutal crisis estructural del capitalismo occidental, cómo este viene preparando la guerra como pretendida “gran solución” a sus problemas. Así lo han hecho históricamente. El actual escenario en Ucrania y en general en el Este de Europa nos conduce de forma acelerada de nuevo a una situación de esas características.

La guerra, excepto la guerra de clases, es una tremenda tragedia para el Pueblo Trabajador. Por principio nos oponemos a ella; y a la que se está produciendo ahora en Ucrania, también, sin duda alguna.

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Rusia debe parar su ofensiva militar. Ya ha demostrado sobradamente su potencialidad en ese terreno. Y la OTAN tiene que replegarse del Este de Europa a los territorios que ocupaba a principios de los años noventa del siglo XX, cuando el Pacto de Varsovia se disolvió. Si alguien considera que la OTAN, una vez disuelto hace 30 años el Pacto de Varsovia, no solo tiene derecho a seguir existiendo sino que incluso puede expandirse como le parezca oportuno, no solo no entiende la realidad del mundo actual, sino que objetivamente se está haciendo cómplice del militarismo y del guerrerismo, del que esa Alianza político-militar es la vanguardia en el mundo.

La situación en el Donbass es inadmisible, incluyendo los crímenes que se vienen ejerciendo sobre su población desde hace casi una década y que suponen ya más de 14.000 muertos, los cuales no parecen conmover a los medios o a las instituciones europeas. Se ve que hay muertos de primera y de segunda. La situación de nazificación de Ucrania es también evidente, habiéndose producido especialmente desde el llamado “Maidán”, golpe de estado impulsado por los EEUU y el capitalismo occidental en 2014 para derribar al gobierno legítimo. Este conllevó la puesta en pie de brigadas armadas explícitamente fascistas, así como el revisionismo sobre la memoria histórica de Ucrania durante la Segunda Guerra Mundial, en la que a los traidores a la patria y colaboradores con los ejércitos nazis se les ha elevado a la categoría de héroes populares; son un par de claros ejemplos de lo que está sucediendo en Ucrania. Pero esto, que es absolutamente rechazable, no se va a resolver con una nueva Gran Guerra; y es ese el proceso en el que se está entrando dramáticamente.

Putin, lo reiteramos, no es un líder socialista, aunque tiene todo el derecho a reclamar seguridad real para el Estado Ruso. Sin embargo, la intervención rusa en Ucrania está yendo más allá de lo que es una intervención quirúrgica y se está convirtiendo en la justificación para que todo -todo- el capitalismo occidental esté acelerando su preparación de cara a una nueva guerra global. Sentimos tener que hacer esta consideración, pero Putin está cayendo en la trampa del capitalismo occidental y de toda la maquinaria propagandística a su servicio. Esta, la maquinaria de propaganda/manipulación occidental, ha entrado en acción de forma frenética. Es muy difícil ver los medios de comunicación audiovisuales -muy especialmente La Sexta- sin sentir náuseas.

IzCa está por el derecho a la soberanía de todos los Pueblos, incluido Ucrania. Derecho que adquirió formalmente por vez primera de la mano de la Revolución soviética y del Partido Bolchevique dirigido por Lenin, de quien Putin abjura, tal como comentábamos en un editorial anterior. Cabe preguntarle a esos demócratas, empezando por Josep Borrell, porqué Ucrania sí tiene ese derecho pero Cataluña no. Cuando Cataluña se proclamó como República independiente por decisión mayoritaria de su población y de sus instituciones propias, la mayoría de los que se han convertido milagrosamente al derecho de autodeterminación de los pueblos en relación con Ucrania, estaban plenamente de acuerdo en negárselo a Cataluña (y lo siguen estando), además de ser favorables a que se machacase a la población civil que pacíficamente la defendía en calles. Para ellos, el Pueblo de Cataluña, no era más que un simple peón de un “movimiento golpista antiespañol”. El chovinismo español, aunque actualmente juega en una liga de tercera categoría, tiene similitudes con el chovinismo gran-ruso que Lenin combatió sistemáticamente a lo largo de su vida (adjuntamos un pequeño artículo sobre el tema de Lenin).

La guerra es una tragedia para la humanidad, especialmente para las clases populares. Hay que pararla antes de que sea demasiado tarde (véase “La guerra y nuestras tareas inmediatas”. Texto de Alexandra Kollontai – Izquierda Castellana (izca.net)).

Creemos que la organización y movilización popular son las mejores herramientas que tenemos en nuestras manos para denunciar e intentar frenar este proceso.

La guerra traerá consigo -ya está trayendo- una brutal precarización social, no solo por el incremento del coste de la vida, sino por el deterioro acelerado de los servicios públicos y en general de la convivencia. Seguramente no pasará mucho tiempo para que la inflación se mida en dos dígitos; ahí ya estaremos en un punto de no-retorno.

Ni un solo euro para la guerra o los rearmes. Todos los recursos han de servir para mejorar las condiciones de vida de nuestras gentes: pensiones; sanidad; educación; frente a la discriminación de género; mejora de los servicios e infraestructuras en el mundo rural; mejora de las condiciones laborales… Ahora hemos entrado bajo una brutal presión emocional ejercida desde los “mass-media” para que se apoyen los Presupuestos de Guerra. No les llaman así, casi nunca lo han hecho, siempre los han disfrazado bajo nombres humanitarios, pero realmente no son otra cosa que Presupuestos para la Guerra.

Por último, queremos hacer una referencia al documento del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, que reproducimos en nuestra página en su integridad, pero que en su segundo punto expone:

2º. China defiende un concepto de seguridad común, integral, cooperativo y sostenible. Considera que la seguridad de un país no puede lograrse a expensas de comprometer la seguridad de otros, y que la seguridad regional mucho menos se puede garantizar mediante el fortalecimiento o incluso la expansión de los grupos militares. Las preocupaciones de seguridad razonables de todos los Estados deben ser respetadas. En el contexto de las cinco rondas consecutivas de expansión de la OTAN hacia el este, las legítimas demandas de seguridad de Rusia deben tomarse en serio y resolverse adecuadamente.

Compartimos plenamente esta filosofía. Creemos que es la que hay que aplicar también en este caso, no sólo para frenar la guerra, sino para buscar soluciones justas a los problemas que subyacen tras ella.»

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