El asesino Anders Breivik, ultraderechista que asesinó a 77 personas, la mayoría jóvenes de las juventudes socialistas de Noruega, mientras celebraban un campamento de verano en la isla de Utoya, seguirá en prisión.
El tribunal ha respondido a la solicitud de puesta en libertad condicional que había hecho el asesino mientras alzaba el brazo como señal de apoyo a la ideología nazi.
Alegó que había sufrido un «lavado de cerebro» y que por esta razón cometió los asesinatos. Pero también afirma seguir fiel en su concepto del nacionalismo ultra.
El fallo ha sido adoptado de manera unánime por el tribunal, señalando que el acusado carece de empatía y compasión y que su ideología sigue siendo la misma que cuando cometió la masacre en 2011.
El abogado de Breivik ha anunciado que recurrirá este fallo ante el Tribunal de Apelación de Agder y afirma estar trabajando en una queja relacionadas con las condiciones en las que el asesino se encuentra en la prisión de Skien.
El asesino seguirá en prisión donde deberá cumplir 21 años de condena.