A cada día que pasa se agrava la situación. Marruecos prolonga con España una crisis que ya cumple ya trece meses. La última este lunes por la noche y consiste en reiterar la reivindicación marroquí sobre Ceuta y Melilla. La estrategia es simple, insistir e insistir.
Abdellatif Hammouchi, el director de la Seguridad Nacional, remitió una nota a las comisarías de policía marroquíes instaladas en las fronteras terrestres de las ciudades autónomas para ordenarles suprimir la palabra “Frontera” de su denominación, y cambiarla por una provocadora «Puerta». Tras la instrucción del máximo jefe policial marroquí, las comisarías se llamarán ‘Bab Ceuta’ y ‘Bab Melilla’ -Bab significa puerta en árabe- pero omitiendo que están situadas en la divisoria con España.
La prensa marroquí ha interpretado al unísono que, con esta orden, Rabat quiere recordar a Madrid que no reconoce esa frontera porque considera que esas ciudades son marroquíes aunque estén “ocupadas” por España. La medida no tendrá, por ahora, ningún efecto práctico. Ambas fronteras están cerradas desde hace más de 22 meses, en teoría solo por razones sanitarias.
El Ministerio del Interior de España ha ido adaptándose a las prórrogas del cierre fronterizo que decretaban las autoridades marroquíes. Cada vez que estas anunciaban una prolongación de la clausura, el departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska hacía otro tanto. La última prórroga expira el 31 de enero, pero es probable que se alargue. Mientras, la tensión sigue in crescendo.
