miércoles, 04 de diciembre del 2024

Cuidado con los «bulos»

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Beatriz Talegón
Beatriz Talegón
(Madrid, 5-5-1983) Licenciada en Derecho por la UAH, estudios en economía del desarrollo por la LSE en Pekin. Analista política. Ex Secretaria General de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas Actualmente colabora como analista política en distintos medios de comunicación (prensa escrita, radio y televisión).
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Deben andar molestos los verificadores que colaboran con Facebook en esa labor de decir lo que es cierto o es falso. Lo supongo porque el comunicado publicado por los editores del British Journal of Medicine, una de las publicaciones científicas más prestigiosas, los ha puesto en su sitio este pasado fin de semana.

La noticia sobre el enfado monumental puede leerla aquí. Y el comunicado que han publicado no tiene desperdicio.Lo han titulado «Carta abierta a Mark Zuckerberg» y en ella denuncian lo que les ha sucedido.

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El pasado 2 de noviembre, desde el BJM comenzaron a publicar las piezas relativas a la investigación realizada sobre los «problemas de integridad de datos en el ensayo de la vacuna de Pfizer», sacando a la luz las denuncias de extrabajadores de una de las empresas encargadas de realizar estos ensayos, Ventavia.

La noticia ha sido calificada por los «verificadores» que colaboran con Facebook como una noticia «poco fiable» o de contenido «parcialmente controvertido o falso». Esto ha supuesto la censura por parte de la red social y la alerta a los lectores con avisos en ese sentido, algo que ha provocado que los editores de esta prestigiosa revista científica hayan tenido que emitir un comunicado público para aclarar algunas cuestiones importantes.

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Los editores alertan de las graves afirmaciones que se han realizado sobre trabajos contrastados de investigación, siendo calificados como «bulos» y «falsa información» cuando esta etiqueta no es cierta. Advierten de que «Lo que ha sucedido en este caso debería ser motivo de preocupación para cualquiera que valore y confíe en fuentes como The BMJ»

En resumen, los editores de esta prestigiosa revista ponen los puntos sobre las íes a estas empresas privadas que se han atribuido la misión de ser los «oráculos de la verdad». Los que te dicen lo que es verdad o mentira, pasando por encima del trabajo de los periodistas, investigadores de distinta índole e incluso los científicos. Ponerle una etiqueta de «bulo» al asunto se ha puesto de moda y sirve para atacar a las personas por sus opiniones, que en muchos casos pasa de largo por el fondo o el contenido de lo que se supone se intenta desmentir. Sucedió hace unos días con Robert Malone, uno de los pioneros en el análisis sobre el ARN mensajero aplicado a los tratamientos médicos, que advertía en un video su opinión sobre la vacunación en los menores de manera generalizada. Un científico que siempre ha reconocido la utilidad de las vacunas nuevas contra la covid para casos concretos, para personas vulnerables, pero no para la población en su conjunto. Este señor dio su opinión ante los riesgos y beneficios de la inoculación en menores, su opinión. Y los verificadores que trabajan para Facebook salieron rápidamente a colocar sobre la imagen de Robert Malone la imagen de «fake».

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Explicaban después que no había datos para confirmar ni desmentir lo que decía Robert Malone, pero no dudaron en calificarlo como algo falso. A pesar de que era una opinión que este señor ha venido argumentando durante meses en base a estudios (en algunos casos preliminares, en otros por pares), sobre los riesgos que señala.

Esta mañana he podido comprobar cómo se tacha de bulo rápidamente algo que, lejos de serlo, es información de una fuente oficial. Un colaborador de Newtral, uno de los verificadores que trabaja para facebook en España, ha dedicado buena parte de su tiempo para intentar desacreditarme y desprestigiarme. Tanto a mi como a Diario16, medio en el que trabajo. Lo hacía porque este fin de semana se había publicado un artículo de Análisis y opinión por parte de Jesús Villajos Barba. El objetivo era desacreditar a este licenciado en físicas, con un doctorado en biología molecular y con experiencia en el Severo Ochoa. El Señor Madrigal, colaborador de Newtral, ha puesto energía en desacreditar al Señor Villajos «porque actualmente trabaja como «informático». Y esto, según él, invalidaría su CV y su criterio a la hora de elaborar un artículo al que se aportan todas las fuentes utilizadas y se invita al lector a hacerse preguntas y dudar de todo lo que lea, incluído su propio artículo.

Por si no fuera suficiente intentar desacreditar a Villajos, el Señor Madrigal, acude al ataque contra mi persona. Y lo hace, en primer lugar porque yo misma compartí el interesante trabajo de Villajos (y lo llamé «científico»), y además, porque ha querido «demostrarle a los lectores» que yo difundo bulos. Algo que hizo también curiosamente Xavier Lapitz, periodista y presentador en la ETB, sin aportar ningún tipo de prueba cuando le conminé a hacerlo ante su grave acusación pública. En el caso de Lapitz el problema parece ser que venía de haber compartido por mi parte alguna noticia de «Euskalnews», una publicación que según Lapitz tendría vínculos con la extrema derecha. Por mi parte, remarqué que personalmente procuro nutrirme de todas las fuentes y lo que me importa es el contenido de lo que se dice. Euskalnews, por su parte tuvo que desmentir lo que señalaba este periodista. Pero daba igual, porque parece que de lo que se trata ahora es del desprestigio personal, ad hominem.

Pues bien, lo más delirante que he visto esta mañana por parte del Señor Madrigal, colaborador de Newtral, es haberme acusado de difundir un bulo cuando he compartido la información publicada por el VigiAccess.org, referente a los eventos adversos reportados por las vacunas contra la COVID-19. El portal vigiAcces se presenta así: «VigiAccess fue lanzado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2015 para brindar acceso público a la información en VigiBase, la base de datos mundial de la OMS sobre los posibles efectos secundarios notificados de los medicamentos. Los efectos secundarios, conocidos técnicamente como reacciones adversas a medicamentos (RAM) y eventos adversos posteriores a la inmunización (AEFI), son informados por los centros de farmacovigilancia nacionales o las autoridades reguladoras de medicamentos nacionales que son miembros del Programa de la OMS para la Monitoreo Internacional de Medicamentos (PIDM). El PIDM de la OMS se creó en 1968 para garantizar un uso más seguro y eficaz de los medicamentos. Lea más sobre los antecedentes y el propósito del PIDM de la OMS aquí .» Es importante señalar que cuando se accede a la página web, en el primer momento, se deja muy claro que los datos de esta base no significan que los casos reportados tengan causalidad con la vacuna en su caso. Se reportan, se registran y se deberán estudiar. Y por si esto no quedase claro, has de pulsar en un botón donde afirmas haber leído estas advertencias para acceder al listado de las reacciones adversas registradas. 

Cuando aceptas, aparece un listado desplegable donde puedes pulsar sobre la etiqueta que dice literalmente «Reacciones Adversas a Medicamentos (RAM» y es cuando puedes consultar los casos que yo compartía.

Pues el hecho de compartir esta información, señalando que me parece importante conocer los casos que se están reportando (evidentemente tendrán que estudiarse en profundidad), para poder tener mayor información ante un consentimiento informado, al Señor Madrigal le ha parecido suficiente para considerarlo un «bulo». Y de qué manera lo ha explicado: porque resulta que otros perfiles «negacionistas» según él, también habrían compartido este tipo de información.

Este es el nivel argumentativo de quien se siente con el «poder» de decir lo que es bulo  y lo que no. Atacar a las personas que no piensan o dicen lo que a los verificadores les gustaría es la nueva manera de generar opinión. Nada nuevo bajo el sol. Pero en mi opinión, un poco burdo el sistema.

Por eso sería recomendable hacer un chequeo de los que chequean: estudiar y analizar sus criterios y la manera que tienen para «analizar» las cuestiones que sobre la mesa eligen poner.

Son ya muchos los expertos que están denunciando esta atribución de los nuevos oráculos para tratar de desprestigiar el trabajo y la voz de personas que trabajan precisamente para sacar a la luz cuestiones que no resulta sencillo abordar debido a las dificultades evidentes que se muestran cuando se trata de plantar cara a los que financian los grandes medios.

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