martes, 15 de octubre del 2024

[Vídeo] El Emérito triste al morir una amante, Olghina de Robilant, con la que le atribuía una hija

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Josep Herrera
Josep Herrera
Periodista Journalist Press                                                                                                                                                                             diariolasrepublicas@gmail.com
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Al rey emérito Juan Carlos I de Borbón se le atribuyen muchos amoríos. Algunos de los cuales le marcaron de por vida. Uno de ellos ha fallecido este domingo en Limido, provincia de Como, el que había sido su primer gran amor de juventud, la condesa, periodista y escritora Olghina de Robilanta, a los 87 años a causa de una enfermedad“Surgió un flechazo entre compañeros de mesa. Me enamoré como una colegiala de ‘Juanito’. Era una relación alegre, simpática, sin pretensiones, sin compromisos”, declaraba la condesa.

Destacó su relación con el rey Juan Carlos en los años 60, cuando el padre de Felipe VI era príncipe y estudiaba con 18 años en la Academia de Zaragoza y Olghina de Robilant tenía por aquel entonces 22 años, según indican varias agencias. En sus cartas el emérito le declaraba su amor: “Sabes que estoy enamorado de ti como ninguna otra chica hasta hoy. Pero también sabes que, por desgracia, no puedo casarme contigo. Debiendo, por tanto, escoger, creo que Gabriela (de Saboya) es la más conveniente”.

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Olghina de Robilant.

Entre los muchos amores sonados que vivió la condesa, destacan nombres como Ernest Hemingway, Truman Capote, el rey Umberto de Savoya, Federico Fellini, Onassis, Burt Lancaster, Tony Curtis o Alain Delon, entre otros. Fue madre soltera a los 25 años, de dos hijas, Paola y Valentina. Una maternidad que muchos relacionaron toda la vida con Juan Carlos. No sería la primera vez que el Borbón tiene hijos esparcidos por el planeta. Ella, sin embargo, lo negó hace poco: “No quiero revelar el número del padre, un romano casado y con hijos, pero ante aquellos que lanzan insinuaciones, él no se demoraría en reivindicar públicamente la paternidad de su hija”.

Pero don Juan Carlos seguiría picando de ese plato. Según cuenta el periodista Jaime Peñafiel “Cuando don Juan Carlos se dirigía de Lisboa a Lausana para pedir la mano de Sofía, coincidió en Roma con Olghina y con ella pasó la noche en un modesto hotelito”. “Durante la refriega amorosa y según contaba ella, se extravió, entre la colcha y las sabanas, el anillo de pedida que, 24 horas después, le entregaría a Sofía”, la futura reina de España…

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