martes, 19 de marzo del 2024

¿Podemos?

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Ouarzazi Abdel-Wahed
Ouarzazi Abdel-Wahed
Profesor agregado de Economía (Bélgica) Licenciado en Economía y Gestión por la Universidad de Grenoble (Francia) Ex responsable de Educación en Derechos Humanos de Amnistía Internacional Ex miembro de la Comision Políticas Migratorias en representación de la Delegación Provincial de Cultura de Cádiz
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Pablo Iglesias está decidido a tumbar el gobierno de Coalición y a hacer fracasar a Pedro Sánchez. El presidente que intentó escorar, hacia la izquierda, un PSOE que había perdido su identidad, su credibilidad y su dignidad. Si los anteriores presidentes del gobierno han tenido que lidiar con ETA, las corrupciones y las continuas crisis económicas cíclicas, a Sánchez le ha tocado lidiar con una Coalición, primera de la democracia, y con la pandemia de la Covid-19.

La pandemia traerá fondos europeos suficientes como para reformar totalmente la estructura económica de España a modo de calcetín vuelto de revés. Supondría la segunda transformación del país. La primera fue después de la entrada en la CEE, 1986, de la mano de Felipe González (1982-1996) y en una época en la que España estaba necesitada de todo. Por lo que el mérito quedaba algo superfluo, pues cualquier avance que se hacía, por entonces, era más natural que meritorio. Y eso fue precisamente lo que alargó, en el tiempo, la legislatura de González. Un gobierno de trece años y medio con sombras imborrables (GAL, torturas, puertas giratorias, privatizaciones de empresas públicas rentables, etc.).

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¡Váyase Sr. González!, y ¡véngase Sr. Aznar! (1996-2004), el cual nos llevó a la guerra del Golfo con mentiras y a la corrupción con sentencias firmes. A fecha de hoy, ni nos hemos salido de las guerras ni nos hemos librado de las corruptelas del PP. Pues ambas cosas se siguen reproduciéndose a escala exponencial. El mundo es hoy más inseguro que nunca y doce de los catorce ministros que formaron el Ejecutivo de Aznar en 2002 están imputados, encarcelados o implicados en asuntos judiciales.

¿Crisis? ¿Qué crisis? El gobierno de J.R. Zapatero (2004-2011) nos llevaría, después, a la ruina total y absoluta. Parece ser que ni las “dos tardes” de economía con Jordi Sevilla y ni “unas cuantas tardes más” con el ministro Sebastián le han cundido para salvarnos del cataclismo. Muchos españoles emigraron en desbandada por todo el planeta tierra (Francia, Alemania, Bélgica, Suiza, Reino Unido, Marruecos, etc.). Los que se han quedado han sufrido en sus propias carnes la pobreza extrema. Otros, desahuciados y expulsados de sus hogares, se fueron, junto con sus hijos, a vivir con sus padres o abuelos en torno a una pensión muy, pero que muy, justita.

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A don Mariano (2011-2018) se le fue la mano salvando la Banca, en vano. Los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres. Las colas del hambre se han alargado cada vez más y la pobreza infantil se hizo realidad, recordando así los tiempos más trágicos de la Guerra Civil. El precio del rescate y del control de la troika (Comisión Europea, BCE y el FMI) resultó ser brutal, como lo fue para Grecia. Fue también la legislatura de las “cloacas del Estado” que ha dejado tocada la democracia española ante los ojos del Mundo.

En la actualidad, la coalición del ejecutivo de Pedro Sánchez (2020-202?) no funciona y los peores temores del presidente, insomne, se confirman. Pues el Ejecutivo no rema en la misma dirección. Unidas Podemos se abstiene en la votación de la “ley Zerolo” al tiempo que alimenta la bronca callejera por el rapero Hasél (encarcelado injustamente), en vez de derogar la “ley Mordaza” y, de paso, cambiar el Código penal. La lucha interna está servida. No sabemos cuántas embestidas, del Sr. Iglesias, puede resistir la frágil Coalición.

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Los astros se habían alineado con Sánchez desde la moción de censura a Rajoy y dos elecciones favorables, aunque con mayoría simple. Y como no hay mal que por bien no venga, la pandemia le ha reforzado a pesar de los errores cometidos, pues sus críticos, presidentes autonómicos del PP, han mostrado ser mucho más nefastos gestionando la Covid-19. Por último, a Sánchez le ha tocado gestionar 140.000 millones de euros de fondos pandémicos. Si se gestionan como es debido, le catapultarán hacia su tercera legislatura y con mayoría absoluta, sin necesidad de Unidas Podemos. Formación a la que se le augura un futuro parecido al de Ciudadanos de Arrimadas.

La china en los zapatos de Sánchez se llama Unidas Podemos; un partido cuyas confluencias, y cuyas figuras fundadoras, han ido disolviéndose con el tiempo hasta quedar reducido al omnipresente Sr. Iglesias. En vez de regenerar la política, resulta que la ha degenerado en la mismísima “casta”. Utilizó la plataforma de jóvenes indignados del 15M, hartos de los políticos que se mostraban cada vez más lejanos de la ciudadanía, para acometer su programa comunista más personal. Es decir, vivir como un neoliberal mostrándose indulgente con los más desfavorecidos.

No, Podemos. El pueblo no quiere limosna, quiere oportunidades. Y España debe despegar saliendo de su letargo político, económico y judicial, para aprovechar los vientos favorables que se avecinan. Menos abrazos y más lealtad con tu propio gobierno.

¡Así que manos a la obra y a currar!

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