Los que hemos convivido más tiempo con la peseta que con el euro, nos resulta algo nostálgico. Comienza una cuenta atrás de cincuenta días para que, algo más de 130 años después de haber entrado en circulación y a partir de este miércoles, la peseta deje de tener valor como moneda: el próximo 31 de diciembre acaba el plazo para cambiar por euros los billetes y la calderilla impresos y acuñados a partir de 1939 acaba.
A partir de esa fecha caducan las pesetas, (aunque algunas de su unidad, ‘las rubias’, mantendrán un valor de coleccionista desorbitado), y el Banco de España, en cuyas sucursales puede realizarse el canje, dejará de cambiarlas, lo que dejará fuera de circulación los 266.450 millones de pesetas pendientes de sustitución que no hayan llegado.

Admiten las monedas y billetes fechados a partir de 1939 siempre que, en el caso de los segundos, conserven al menos el 50% de su superficie original. El valor de cambio es el oficial del 1 de enero de 2002, es decir, 166,386 pesetas por euro. Aunque aún hay quien quiere seguir conservando las pesetas.
Así se pondrá fin al proceso de reemplazo de la peseta por el euro, del que ha costado acostumbrarnos, iniciado el 1 de enero de 2002 y que incluyó un periodo de convivencia de únicamente dos meses en el que, según los datos del Banco de España, fue retirado el 86% del dinero «viejo» que se encontraba en circulación cuando llegó la moneda europea, y que sumaba un valor facial equivalente a 42.000 millones de euros, casi siete billones de pesetas.