martes, 16 de abril del 2024

Gracias por la moción de censura, Vox

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Beatriz Talegón
Beatriz Talegón
(Madrid, 5-5-1983) Licenciada en Derecho por la UAH, estudios en economía del desarrollo por la LSE en Pekin. Analista política. Ex Secretaria General de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas Actualmente colabora como analista política en distintos medios de comunicación (prensa escrita, radio y televisión).
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Quién me iba a decir que yo le daría las gracias a Vox por algo. Pero en vista de lo que ha sucedido estos dos días por la moción de censura, me sale del alma hacerlo.

No, no peco de ingenua. Sé que Vox ha conseguido una campaña política para quienes les siguen, a costa de todos nosotros. Han tenido una tribuna para explayarse, minutos de discurso televisado, medios de comunicación dándoles voz como nunca antes y una sociedad pendiente de sus patochadas. Ellos con todo esto están más que contentos, puesto que sin duda, les dará réditos. Van poco a poco y por desgracia tienen nicho donde recabar votos. Las tonterías que han soltado habrán convencido a muchos de los que destinan su tiempo a repetir argumentos vacíos, llenos de odio y que solamente pueden reflejar complejos, rabia y poca capacidad para analizar la sociedad en la que viven. Y por desgracia, la falta de un sistema educativo implicado de verdad en el sentido crítico, en la historia y en la creación de una sociedad más justa y fundamentada en valores éticos es el terreno donde se abonan los votos de este tipo de gente.

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Los medios de comunicación por supuesto hacen su parte. Imprescindible: aborregar al personal, torturarnos con contenidos basura e infantilizando al telespectador y radioyente es otro de los pilares que sustentan el auge de la extrema derecha.

Pero contando con todo esto, yo le quiero dar las gracias a Vox. Porque no se podía hacer el ridículo de manera más perfecta.

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Abascal se ha trabajado el discurso. Con mentiras, con falacias, con agresividad y con una falta de rigor vergonzosa y vergonzante. Pero ahí lo tienen: el desparpajo que sólo da la absoluta ignorancia. Pasen y vean.

Lo que le agradezco a esta panda de neofranquistas es que hayan provocado que todos los demás se posicionen. Y que el portazo que se han llevado haya hecho temblar todo el Congreso. No está mal. Nada mal.

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Este espectáculo nos ha servido para que todos los demás, todos los que rechazamos el franquismo, el populismo y la demagogia cutre y barata al menos nos pongamos en frente.

No es que a Pablo Casado le vaya yo a considerar en mi lado de la ecuación. Pero hoy ha jugado muy bien sus cartas. Ha sabido alejarse de Vox y, aunque ha tratado de distanciarse también de Iglesias (en este caso con menos acierto, en mi opinión), ha posicionado al PP en un lugar del que nunca debió haberlo sacado. Y me refiero a Casado, que intentó jugar a radicalizar a los populares pensando que así barrería a Vox. Parece haberse dado cuenta de que la derecha de este país no se siente cómoda con lo ultra. Al fin y al cabo, hasta la mayoría de los herederos del franquismo quieren vivir en un país donde se pueda convivir con quienes no piensen como ellos. La deriva de Vox es incómoda hasta para la gente de derechas con un par de dedos de frente.

Digo que su discurso contra Iglesias me ha parecido desafortunado porque hoy el objetivo no era distanciarse de la izquierda. Nadie se iba a confundir porque marcase la línea a Vox. Todos tenemos muy claro que a Casado no se le puede confundir con un socialdemócrata. Por eso, una vez que Iglesias le ha reconocido su brillante intervención -y posicionamiento- no era necesario seguir calentando las brasas. Pero en fin, supongo que este hombre irá dándose cuenta de que España necesita contenido, no fuegos de artificio. Dejen a los ultras haciendo el payaso, que ya han dejado claro cuál es su lugar.

¿Y qué me dicen del independentismo? Una buena lección también la que han dado estos dos días. Porque si realmente hubieran querido hacer saltar todo por los aires, habrían intentado avivar la llama, meter el dedo en el ojo del Gobierno, tratar de hacer saltar las costuras. Al fin y al cabo se les acusa de querer romper España: qué mejor ocasión que este conato de minigolpe para generar más ruido. Y no lo han hecho. Porque ahí está su coherencia. La derecha catalana y la derecha vasca se distinguen de la española en que son antifranquistas, siempre han sido antifascistas. Y ahí tienen largo camino ya recorrido que ahora a Casado le tocará empezar a caminar. Aunque dudo mucho que sea capaz porque para eso hay que atreverse a ser conservador sin ser facha y eso requiere tenerlo muy claro, algo que aún está por ver en el entorno ultra popular.

En fin, que gracias a Vox Casado parece que decide volver a la senda de la vía más sensata. Veremos. Y todos los demás han actuado con responsabilidad, coherencia y demostrando que, se puede discrepar en todo menos en plantarle cara al franquismo y a lo que representa aún por desgracia en España.

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