viernes, 19 de abril del 2024

Por qué ahora aumentan las infecciones por COVID-19 pero las muertes se reducen

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Beatriz Talegón
Beatriz Talegón
(Madrid, 5-5-1983) Licenciada en Derecho por la UAH, estudios en economía del desarrollo por la LSE en Pekin. Analista política. Ex Secretaria General de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas Actualmente colabora como analista política en distintos medios de comunicación (prensa escrita, radio y televisión).
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En Reino Unido también están registrando un aumento considerable de los casos positivos de COVID-19 desde que el 1 de julio se registrasen los datos más bajos de contagios. El 30 de agosto el panorama es bien distinto, y el pasado domingo se registraron 3.000 infecciones en tan sólo 24 horas, alcanzando así la segunda cifra más alta en un día desde el mes de mayo.
A pesar del aumento de los casos positivos la tasa de mortalidad va en descenso. Algo similar a lo que ocurre en España, que a pesar de tener cifras muy altas de propagación del virus, los datos en fallecimientos no son comparables a los que tuvimos en la primera ola de la pandemia con datos de infecciones similares.
En The Guardian se han planteado esta pregunta y tienen algunas respuestas: por un lado, la edad de los pacientes se ha reducido. Más de dos tercios de los casos nuevos registrados en la última semana de agosto eran personas menores de 40 años. Cuando Reino Unido estaba en lo alto de la curva, las personas menores de 40 años representaba el 28% de los casos registrados.
El riesgo de mortalidad por COVID-19 se multiplica a medida que se aumenta la franja de edad en seis años.
Por otro lado, después de la experiencia vivida, las personas más vulnerables que estaban desprotegidas durante los primeros meses de infecciones, ahora estarían mucho más atendidas.
Según un estudio publicado por investigadores de Oxford, quien contrajo el virus en el mes de junio tenía cuatro veces menos probabilidades de morir en el hospital en comparación con el mes de abril. Algunas fueron las claves que señala el estudio: cambiar los ventiladores por dispositivos no invasores, controlar las infecciones con antelación, creación de las salas COVID-19 y el uso de tratamientos como esteroides dexametasona e hidrocortisona que han ayudado a calmar la respuesta inmunitaria descontrolada.
Otro de los factores a tener en cuenta es que la realización de pruebas a mayor número de personas incluye también los positivos de casos leves o asintomáticos que antes no se identificaban, lo que conlleva tener más datos registrados que no son en su totalidad casos graves.
Haber generalizado el uso de mascarillas y la distancia física también reduce -y mucho- la carga viral en los contagios, algo que marca notablemente la diferencia en los cuadros clínicos según señalan los expertos.
Además, como ya se ha demostrado, la vitamina D influye directamente en cómo el cuerpo responde ante el virus. Aquellas personas con déficit de esta vitamina han tenido más dificultad para dar respuesta desde sus sistemas inmunitarios. Concretamente, un estudio realizado por la Universidad de Chicago acaba de señalar que aquellos que tienen deficiencia de vitamina D tienen el doble de probabilidades de dar positivo por covid.
Los expertos no han podido afirmar que el virus se esté debilitando, aunque es una teoría que algunos plantean. Por el momento no hay evidencias ni datos que puedan confirmarlo.
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