viernes, 29 de marzo del 2024

Preguntando a Sánchez por los “uniformados” y la “nueva normalidad”

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Hola Pedro, espero que lleves bien el confinamiento en La Moncloa. Veo que te está pasando lo mismo que a muchas personas: no paras de pensar.

Nosotros también sacamos conclusiones de tanto pensamiento, en gran parte alimentado por lo mucho que ahora observamos a los políticos, a ti el primero.

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Por ejemplo, lo de la “nueva normalidad”. Creo que es una idea que te ha parecido oportuna y, de hecho, haces referencia en todos tus discursos sin excepción, aunque, en realidad, no sabes en qué consistirá.

Vaya por delante que nunca preguntaría a personajes como Abascal o Casado, pues flotan demasiado las intenciones de unos discursos que lucen embusteros o amenazadores. Siempre.

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Con esos ni agua, ni pactos, ni nada. Siempre salen perdiendo los que cometen el error de firmar con peligrosos como ellos. Aquí, y fuera de nuestras fronteras, pues por todas partes proliferan tras los miedos.

Pero si te escribo es, precisamente, porque en el camino hacia la “nueva normalidad” encuentro demasiadas veces la marca de esas ultraderechas moviendo los hilos de tus decisiones.

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Por ejemplo, me entero hoy, día 25, que vas a retirar a los uniformados de las ruedas de prensa diarias. Por fin. El problema, Pedro, es que esto te lo venía pidiendo mucha gente desde el primer día y tú ni contestabas.

Pero el hecho de que sea precisamente ahora ha convertido en convicción la sospecha de que, a pesar de las continuas meteduras de pata de los mandos, si no los retirabas era porque lo pedían, también, desde Catalunya.

La prueba, una más, de que has contaminado la lucha contra la pandemia con la peor política ultraderechista, es que ha tenido que meter Casado el dedo en esa llaga para que te decidieras.

Fue, y lo sabes perfectamente, el día 22 en el Pleno del Congreso. A los cuatro minutos de comenzar su intervención, el del PP te acusó de “abusar de las comparecencias con uniformados”. Precisamente él. ¿Cuántas veces lo había dicho Rufián en ese mismo escenario? Por ejemplo.

Y poco después, cuando ya llevaba quince minutos hablando el del PP, te echó en cara el “lapsus” aquel que desveló la persecución que realiza la Guardia Civil contra las críticas al Gobierno. Como si tu fueras un ventrílocuo y el general Santiago tu muñeco.

Gracias a tu tozudez centralizadora de poder, españolista y militar de vía estrecha, hoy domingo te vas a encontrar con muchos balcones en el País Vasco llenos de “Guernicas” de Picasso. Protagonizan una gran movida anti militar, que aquí es lo mismo que decir anti españolista.

Otra cosa que se viene reclamando es la retransmisión en directo de las reuniones telemáticas que mantienes semanalmente con los presidentes autonómicos, cosa que ni te has planteado.

Pero resulta que Pablo Casado, en ese mismo Pleno del Congreso, criticó tus “videoconferencias opacas”.

Entonces, Pedro, ¿puedo confiar en que también cambiarás de opinión en esto y decidirás televisarlas? ¿No crees que hay gran interés entre la ciudadanía de cada territorio por saber que le dice su presidente al del Gobierno, es decir, a ti, y lo que dicen también los presidentes del resto de CCAA? Reconoce que, en las ruedas de prensa posteriores, cada presidente cuenta lo que le conviene y, por tanto, distan mucho de describir lo que de verdad ocurre cuando están contigo. Se trata de cargos institucionales máximos hablando de la salud de todos.

Sinceramente, he llegado a la conclusión de que, al no transmitirlas, lo único que pretendes es crear un ambiente de secretos compartidos que, en lugar de proporcionarte la fuerza que buscas, te estallará en las manos. ¿Explotará hoy mismo, día 26?

Pues mira, es tan cínica la crítica de Casado que yo, en tu lugar, le cogería la palabra y las ofrecería en abierto. No creo que Casado se pueda recuperar del roto que le harías a su autoridad dentro del PP por meterse donde no le llaman. Y a personajes como ese no se le puede perdonar ninguna ocasión para rematarlos.

Pero no lo harás, porque en realidad estás haciendo su política, y lo sabes, y es así desde el principio. Ante la falta de una aclaración por tu parte no me queda más remedio que pensar que te aliaste, de hecho, con Ayuso/Casado, la presidenta de Madrid/PP, cuando apoyó tu “mando único” el 15 de marzo “para que los independentistas no remaran para su lado”, según declaró ella misma a Carlos Cuesta y Javier Negre el 12 de abril. Así están las cifras de la Comunidad de Madrid, por no defenderse a sí misma lo primero. Y, además, ha contagiado a las dos Castillas, con unas cifras muy por encima de las Comunidades que no tocan con la madrileña.

Otro caso de aplicación por tu Gobierno de la política del PP es la Ley Mordaza, que tanto tu como Iglesias os comprometisteis a derogar ante las urnas. Según los medios, a fecha de ayer ha cosechado en poco más de un mes 726.000 denuncias, una cada 5 segundos, mientras que desde 2015 a 2018 fueron 153.000 en total. En Italia, tan parecida, solo se han puesto 339.000 denuncias en el mismo periodo, pero el número de muertos por el virus, por cada millón de habitantes, ha sido un 14% inferior al de España. Y el de infectados un 50% menos. Por no hablar de Portugal, país “más pobre que España”, siempre me decían, solo porque comprábamos lo mismo más barato. ¿Te imaginas lo que sería de ellos si no se hubieran independizado a tiempo?

“Se hace camino al andar”, dijo el poeta. Dada la confusión sobre los orígenes y las intenciones reales de las decisiones con las que estás construyendo el camino hacia la “nueva normalidad”, se atisba con fuerza un nuevo desastre de la izquierda, ahora en coalición.

Ya fue mala suerte que Zapatero decidiera “suicidarse” buscando el apoyo de aquel PP que jugaba a “que se hundiera España…” para reformar el 135, como bien recordaba un Casado más amenazante que conciliador el mismo miércoles pasado. Ahora os ha tocado, a ti y a Iglesias, la pandemia secular, y busquéis desesperados el apoyo de un PP aún peor y con muchos menos escaños que el de 2010.

“No hemos aprendido nada” que le dijo el jefe de la CIA a uno de sus espías en la eterna “Quemar después de leer”, de los Coen. ¿Existirán los libros en la “nueva normalidad?

Y ahora que Casado te ha obligado a cambiar a un Comisión Parlamentaria a la que también se ha apuntado Abascal pues, a fin de cuentas, fue el autor intelectual del “invento” cuando hace quince o veinte días, que ya me pierdo, habló de un “gobierno de concentración” que tu cambiaste por “Pactos de la Moncloa” bis, para después seguir reculando.

Sobre la “nueva normalidad” están reparando algunos analistas en lo bien que se están enfrentando a la pandemia países como Alemania, Nueva Zelanda, Finlandia y otros, gobernados por mujeres y con porcentajes microscópicos de afectados por cada millón de habitantes, en comparación con España. A la hora de la verdad, han demostrado ser democracias mucho mejores que la nuestra y, aquí, de momento, no se atisba un cambio de sexo en la presidencia del Gobierno.

Pedro, retira inmediatamente la propuesta de pacto a nivel estatal con la derecha, se llame como se llame, salvo que quieras matar una democracia que saldrá de este virus más desmoralizada que nunca.

En la “desescalada” hacia la “nueva normalidad” las encuestas, por el misterio que sea, no le están pintando mal a tu Gobierno. Conclusión: primero las urnas.

A ver como sale la derecha ultra de las del País Vasco, Galicia y Catalunya. Por lo de bajarles los humos.

El pacto que propones, único también entre las democracias con las que tantas veces nos comparamos, no es sino el abrazo del oso que te aplicarán los que siempre han buscado torcer a su favor la voluntad popular: desde los años 80 con la financiación ilegal y ahora cargados de bulos y mentiras de confusión masiva.

Insisto: solo saldrán ganando ellos de cualquier documento en el que pongan su firma contigo, pues jamás han sentido la necesidad de respetar pactos con aquellos a los que consideran de naturaleza inferior. Se trata de gentes que, tantos años después, no sentían la menor necesidad de rebajar la categoría del asesino que yacía, privilegiado, en un valle de la Sierra de Madrid.

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