Se están probando nuevas señales de trafico en la calzada. Pero antes de homologar una nueva marca viaria y extenderla por toda la red de carreteras se requiere un paso previo: constatar su eficacia. De nada serviría que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) destinara una partida presupuestaria para pintar miles de marcas viarias de nuevo cuño sobre el asfalto de las vías de su competencia si los conductores no acaban de familiarizarse con ellas y hacen caso omiso de las mismas.
Por dicho motivo, el Mitma está testando dos nuevas marcas viales experimentales. Se trata de sendas señales horizontales destinadas a mejorar la seguridad viaria que han sido bautizadas con el nombre de «dientes de dragón» y «líneas de borde quebrado». Su objetivo es alertar a los conductores de la proximidad de una zona de especial riesgo, como puede ser una travesía o un paso de peatones, para que aminoren la velocidad.
La marca de los «dientes de dragón» se dispone en el inicio de la travesía. Consiste en unos triángulos pintados entre las líneas que delimitan el carril del sentido de circulación que obliga al conductor a reducir notablemente la velocidad con respecto al tramo precedente. A la vez, deberá adaptar la conducción a las nuevas circunstancias del entorno de la carretera, ya sea por la proximidad de una travesía, un paso de peatones o una intersección.
Por otro lado, las «líneas de borde quebrado» advierten al conductor de la proximidad de un paso de cebra en una zona con más visibilidad. Son unas líneas en zig-zag muy comunes en otros países europeos, como el Reino Unido, pero sin precedentes en España. Las marcas viales se pintan en los 30 metros precedentes al paso de cebra y tienen también como objetivo que el conductor que circule por dicha vía reduzca la velocidad.