jueves, 18 de abril del 2024

España agoniza envuelta en la esquizofrenia colonial, mientras es superada por Marruecos

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Pedro I. Altamirano
Pedro I. Altamirano
Editor de Las Republicas y fundador de la Asamblea Nacional Andaluza (ANA)
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España es, desde que se empeño en dejar de ser “las Españas” para centrarse en convertirse en eso tan grandilocuente, pero siempre paranoico, del “una grande y libre”. La historia de una decadencia sin fin. No existe otro ejemplo de autodestrucción similar. Todo por no auto reconocerse tal y como es, pera intentar ser otra cosa. Todo por no aceptar que España nunca fue una, sino muchas. Todo por no aceptar ser una federación de naciones, para convertirse siempre en una falsa unidad.

 

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No es mi propósito dar una visión de la historia, que siempre será, como todas, discutible y discutida, sino de hacer una fotografía actual de un país que nunca existió, aunque se empeña en serlo. Un Estado que vive en un Matrix hecho a medida, en la que obligan a vivir, muy a su pesar, a los españoles a base de represión y falta de libertades civiles básicas.

 

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Un Estado que sigue pensando de modo colonial, cuando no le quedan más colonias que las naciones que la componen, cada vez más cansadas de ser tratadas de modo colonial por un centralismo atroz, que empobrece al resto del Estado en beneficio propio. Les suena verdad, pues esa es el comportamiento colonial, de libro, que ejercen los sucesivos gobiernos de España.

 

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La realidad de la decadencia española es persistente. Fuera del Matrix español, se hace evidente. El caso más cercano es el comportamiento colonial con Marruecos, a quienes siempre han mirado por encima del hombro, con aires de superioridad colonial, sin darse cuenta, que, en realidad, Marruecos hace más de medio siglo que dejó de ser colonia, para convertirse en una nación más unida que nunca, desde el reconocimiento de su diversidad nacional, cultural y religiosa, con un desarrollo económico expansivo de primer orden.

 

Mientras España la despreciaba, Marruecos ganaba apoyos y credibilidad internacional. Marruecos se hacía un país fiable para las grandes potencias, ganaba en capacidad militar a pasos agigantados, y se posicionaba como el remplazo de España en la importante zona geoestratégica del eje Baleares-Estrecho-Canarias. Para colmo, llega el gobierno más irresponsable de la historia de España, que ya es un decir, en temas internacionales representados por un Pedro Sánchez que rompe con la costumbre de visitar a Marruecos en su primer viaje exterior, y de un Pablo Iglesias siempre posicionado en contra de los verdaderos intereses de España, tal como ha demostrado en el caso del Sahara.

 

Mientras España abandonaba, como siempre, a su ejercito, lo envejecía hasta la total obsolescencia de la mano de políticos, que pensaban más, en las comisiones devengadas de material carísimo de comprar y mantener, en vez de hacer caso a las verdaderas necesidades operativas del ejército. Hoy, las fuerzas armadas española son del todo inoperativas a todos los niveles, y solo gracias a la profesionalidad y entrega de un personal comprometido y mal pagado, mantienen el mínimo nivel operativo, aunque ineficaz ante el creciente poder militar de Argelia y Marruecos. En lo militar, España ya ha perdido la posición geoestratégica, y el anuncio del posible traslado de las fuerzas USA de Rota al Sahara marroquí, es la muestra evidente.

 

En lo económica ocurre igual, España nunca vio venir el desarrollo de Marruecos, a pesar de ser más que evidente. Todos los países desarrollados, encabezados por Francia, que siempre trato con delicadeza al Magreb, los EEUU, la propia Unión Europea, todos apostaron por Marruecos, todos, menos la España imperial que la seguía mirando por encima del hombro. También se ha perdido la posición económica en Marruecos, donde las grandes obras de infraestructuras de todo tipo se suceden sin la participación de las grandes empresas españolas, salvo alguna honrosa excepción.

 

Del mismo modo en lo cultural, donde para ejemplo, vale resaltar que, en la antigua provincia del Sahara, el castellano ha sido sustituido por el francés, por falta de presencia cultural española, a pesar de lo mucho que reclaman los saharauis autóctonos institutos españoles y el Instituto Cervantes para no perder el Castellano como segunda lengua. Ya le vale al Ministerio de Cultura, al de Educación y a los responsables de Instituto Cervantes. Todo un desastre y despropósito.

 

España debe reconducirse a sí misma. Dejar de pensar en lo “Grande y Una” que quiso ser, y que solo lo fue cuando fuimos “las Españas”. Aceptar que hace mucho que dejamos de ser una potencia en nada, menos en turismo, y lo más importante, que hace mucho más que dejamos de ser una potencia colonial, como primer paso para buscar una solución al futuro de España y los españoles. Para ello es necesario que reconduzca, de forma inmediata, su relación y visión con el Marruecos actual.

 

Mirar a Marruecos de igual a igual. Poner los pies en el suelo y comenzar a entablar relaciones a todos los niveles. Para ello debe renunciar a cualquier tipo de colonialismo anacrónico como el de los peñones en el norte de Marruecos, sin valor ninguno, que cuestan un dinero mantenerlos por el simple hecho de recordar quiénes fuimos, nada más. Entregar a la soberanía marroquí los peñones, sería un primer paso para reconocer una realidad persistente. Del mismo modo comenzar un diálogo claro y sincero con respecto al futuro de Ceuta y Melilla.

 

Las hoy dos comunidades autónomas, fueron arrancadas a Andalucía, Melilla a Málaga, y Ceuta e Cádiz, por motivos partidistas de la UCD y PSOE, a espaldas de los ceutíes y melillenses. A partir de ese momento, la decadencia de ambas plazas africanas, no han parado de empobrecerse y sentirse abandonadas y sin futuro. Hora es ya de buscar una solución a ambas ciudades. Solución que debe salir de sus propios habitantes. Opino que la solución pasa por acordar con Marruecos un referendo vinculante en el que, ceutíes y melillenses puedan decidir su futuro de forma libre y democrática.

 

Con ello España dejará de ser, lo que no es. Podrá comenzar un camino de colaboración con el país más importante de África hoy, y sobre todo para el futuro, en lo económico, cultural, social, político y militar. Trazar un futuro con común entre iguales, con una nación vecina, hermana y amiga, con la que compartimos tantísimos siglos de historia en común.

Los mejores pensadores españoles dijeron que el futuro de España pasaba por lo que pasaba en África, y es cierto. España es más africana y atlántica que europea, pero que debe ejercer de puente entre estos mundos. Es ahí donde debe poner las bases de su recuperación y desarrollo económico futuro. Hasta que España no soluciones sus diferencias con Marruecos, hasta que no afiance su amistad, confianza y colaboración, no habrá futuro para España. Marruecos no es el problema, es la solución.

 

Pedro I. Altamirano

 

 

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