martes, 16 de abril del 2024

Faroles en la oscuridad

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            Los faroles marca “Moreno” no alumbran; no dan luz. Pero él sigue, como aquel pseudo-humorista argentino amigo del hispano dictador. Moreno se atribuye la menor afección del virus en Andalucía como si fuera “un gran triunfo de su gobierno”, presume de haber comprado los equipos enviados desde el centro del Estado (que es como decir desde el centro del mundo. Del mundo exclusivo creado para sus creadores). Bien está que se sienta orgulloso de la producción de un respirador avanzado y avezado. Está bien. Todos los andaluces debemos sentirnos orgullosos de eso (y de mucho más). Pero el mérito ha sido de los profesores y científicos de la Universidad de Málaga, seguidos de las seis fábricas que lo están produciendo en Andalucía. El día que el gobierno de Juanma lo merezca será digno de recibir aplausos. Y estaríamos encantados de podérselos dedicar. Por eso esperamos a que se lo merezcan.

            Pero les falta demasiado. Por ejemplo, hablar menos de los anteriores y empezar con iniciativas más positivas que las de permitir construir sobre el derribo de nuestro Patrimonio. Por ejemplo. O colaborar con las universidades andaluzas para potenciar la investigación, para aprovechar la inmensa capacidad creativa de Andalucía y crear empleo parejo. Para aprovechar el enorme caudal humano demostrado por el sector sanitario y elevar la sanidad andaluza a referente mundial. Y para crear empleo parejo a ello. Porque sería un acto criminal obligar a esos MIR, recién salidos de la Universidad, endurecidos y desfogados en la lucha contra un virus desconocido, obligar a esos profesionales a buscar trabajo en otros lugares más eficientes y comprometidos con la salud y provocar la pérdida de toda la experiencia adquirida; dejar que se pierda aquí al trasladarla a otros sitios con  mayor nivel de conciencia y consciencia. Esos profesionales, curtidos por la dureza de su primer trabajo, son necesarios en nuestros hospitales, en nuestros centros de salud y de especialidades, en nuestros laboratorios universitarios y hospitalarios. El gobierno andaluz está en la disyuntiva de aprovechar la oportunidad y alcanzar una importante mejoría de la sanidad y la economía andaluza, o continuar con su falta de iniciativa y su indiferencia.

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            El gobierno andaluz tiene la ocasión de crear empleo de alta cualificación y mejorar el dependiente del anterior o indirecto y no sólo en sanidad, porque la capacidad e inventiva alcanza a todos los sectores. Tiene la oportunidad de acabar definitivamente con el paro al colocar Andalucía en el mundo, de alcanzar acuerdos comerciales para exportar su tecnología en forma de elementos y métodos con que luchar por la salud humana y contra cualquier sorpresa que pueda llegar en el futuro y de hacer más fácil la vida al exportar forma de vida andaluza. Pero para vender el método  hay que arreglar la casa. Aparte del reconocido boicot a la ciudad de Sevilla y con ella a toda la zona oeste de Andalucía, al equipo de Juanma le falta interés para comprender que mejorar la vida y la salud favorecería a su color político, mientras el abandono lo desprestigia. En dieciséis meses ni se ha molestado en estudiar la necesidad de reabrir el Hospital Vigil de Quiñones, ni el de Puerto Real, ni otros. Ni de prever –al menos- la posibilidad de instalar un hospital de campaña en FIBES o en el pabellón deportivo de San Pablo, durante el repentino aumento de contagios en Sevilla. Están demostrando cuánto vale su gestión. Hacer daño a una ciudad a una zona, a unos cuatro millones de andaluces, les está haciendo llegar demasiado lejos. Y eso se nota.

            Se nota en sí mismo, por muchos faroles sin luz con los que adornar su ausencia de gestión, y se nota en la falta de un proyecto económico para Andalucía. Constatar que la caída del turismo va a perjudicar a nuestra Comunidad, por sí solo, es como rascarse una oreja para combatir la tos. Conocer, como han reconocido, que el turismo no resuelve el grave aumento del paro es obligatorio. Pero reconocerlo tan sólo, prueba su falta de interés, su indiferencia, salvo en el apoyo a lo especulativo, pues la construcción tampoco es la solución, aunque eso no lo reconocen. Andalucía ha demostrado su capacidad de trabajo, de respuesta, de inventiva, de creatividad. Su iniciativa. Pero la iniciativa precisa apoyo. La industria, único sector permanente y creador de valor añadido, de la que los gobiernos españoles han privado a Andalucía, también es el único sector capaz de acabar con el paro y sacarnos de la emergencia. No sobra turismo. La construcción tampoco en tanto se acerque a las necesidades reales. Pero la economía depende de la producción, aunque los enriquecidos “truts” y la banca quieran cambiar al sedentarismo industrial para, simplemente dominar, mediante la posesión de todo el capital dinerario existente en el mundo.

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            El gobierno andaluz no debería limitarse a criticar al anterior para que se note menos su mimetismo con él. Ni por ellos ni, en especial, por los ocho millones de andaluces. Ni con eso, por sí solo, van a superar su ineptitud. ¿Tan difícil es entenderlo? ¿Tanta repulsa sienten a hacer las cosas bien, como para desaprovechar la oportunidad para acreditarse?

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