No hace mucho el Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Terrestre, Alejandro Gonzalo Escamez Fernández, realizaba un comunicado cuyo mensaje comenzaba diciendo “Recientemente se ha detectado la aparición en redes sociales de imágenes, videos o información sensible (en adelante material) describiendo actividades operativas y actos militares….”.
Continuaba diciendo en ese mismo comunicado que “…cuando los contenidos se difundieran con intención de dañar la imagen de las Fuerzas Armadas o expresar quejas o reclamaciones en las referidas redes…”.
Se hace evidente una actuación más propia de un estado totalitario, que no duda en actuar contra todo aquel disidente que osa dar luz y público conocimiento a lo que realmente pasa dentro de sus muros, atribuyéndoles de antemano una intencionalidad de mala fe, que sólo busca hacer daño a la institución. En sus egoístas miras no cabe pensar que se haga como una medida desesperada para solucionar lo que era una responsabilidad que ellos mismos tenían y que, o bien no quisieron o bien fueron tan incompetentes que no pudieron hacerlo.
Para ello recurren a unos conceptos tan indefinidos y subjetivos, que les conceda la suficiente manga ancha que tanto necesitan para poder actuar con la celeridad y rotundidad que necesitan para crear la suficiente intimidación en sus subordinados, que la sólo idea de hacerlo ya les resulte incómoda.
Porque claro, ¿quién va a definir lo que se considera una intención de dañar la imagen de los ejércitos, o que lo que se está haciendo es una queja o una reclamación? Pues sí, precisamnte ellos srán los que hagan esa interpretación. ¿Todavía hay alguien que dude que esa interpretación variará y se adaptará a sus necesidades?
Basta con recordar las medidas que, en este caso el Ejército de Tierra, toma contra aquellos que han denunciado las irregularidades dentro de los cuarteles.
Así mientras el Ejército de Tierra pone veto a la difusión de imágenes de actividades operativas, vemos que los mandos de este arma, son los que utilizan atentados como los de Mali, donde no se dudo en difundir las imágenes de los destrozos ocasionados.
Tampoco duda el Estado Mayor de la Defensa en usar todo tipo de imágenes en sus redes sociales para “vender sus productos” tales como prácticas de tiro, desembarcos con helicópteros, vuelos rasantes de dudosa efectividad en misiones en el exterior y un largo etc.
Programas como los del cocinero Chicote, que pusieron de relieve, la falta de condiciones de vida de los militares, gracias a denuncias externas de la situación que sufren diariamente en los comedores, o en los alojamientos, eso es lo que pretenden cortar de raíz los mandos del Ejercito Tierra, el control de la propaganda relativa al Ministerio de Defensa.
