martes, 23 de abril del 2024

Pedro Sánchez y los chalecos rojigualdos

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Rodri Suarez
Rodri Suarez
Rodri Suárez (A Coruña, 1974) es periodista. Trabajó en varios medios y organizaciones, siendo entre otras cosas Jefe de Deportes en La Opinión de A Coruña, Jefe de Política en Xornal de Galicia o Jefe de Prensa del Ayuntamiento de A Coruña. También fue guionista de humor en la TVG y escribió Non Temos Medo, la primera biografía publicada de un grupo de rock en gallego, Os Diplomáticos.
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Hace nueve meses, sólo nueve meses, una minucia para estos acelerados tiempos políticos, el PSOE aparecía en algunas encuestas como cuarta fuerza en el conjunto del Estado español. Hoy, a mes y medio, sólo mes y medio, de que comience la campaña que dará el pistoletazo de salida a una especie de Juegos Olímpicos Electorales 2019, el PSOE lidera con claridad la demoscopia hispana.

Están pasando muchas cosas a gran velocidad. Pensemos.

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Puesto que este artículo no tiene vocación de película de catástrofes, la opción de que el 28 de abril las tres derechas extremas y/o extremadas obtengan la mayoría absoluta en las Cortes de Madrid apenas será tenida en consideración. También debido al hecho de que en realidad se trata de una opción muy remota. De darse esa posibilidad, pocos planes tendríamos a mano. Simplificando, únicamente dos: el que podemos denominar Armaggedon (enviar a nuestros más bravos activos a liquidar con picos y palas el núcleo del Mal) o el que bautizaremos El Día de Mañana (intentar salvarse como sea en medio de un páramo inhabitable). Esperamos no tener que comentarles nunca cuál es nuestra preferencia entre ambos.

Fuera de alegorías con aroma al Hollywood menor, lo cierto es que el freno al neofalangismo español tiene su ubicación electoral precisamente en esas circunscripciones que la propia derecha considera “periféricas”. Es posible que los sufragios de las Castillas, Murcia y Extremadura sí hicieran cuadrar las cuentas ultras. Pero el perímetro catalán, vasco, andaluz, etc… impide la nueva “reconquista” que promulgan las tres fuerzas centralistas. Justicia poética. Justifican su existencia, en enorme medida, en el deseo de contener a las naciones del Estado pero son estas las que impiden el desarrollo total de su aplastante proyecto. Sin desmerecer a nadie, es más que probable que el 28 de abril se vuelva a demostrar que la España uniforme de Vox, PP y Ciudadanos naufraga en las orillas del Mediterráneo, Cantábrico y Atlántico. O sea, allí donde existen fuerzas propias de cada comunidad. Y con ellas -a veces al lado, a veces enfrente- también el PSOE.

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Así que hablemos de Pedro Sánchez.

Esto seguramente cambiará según la diversidad de pueblos, pero esperemos que les pueda ilustrar nuestra experiencia gallega. Según los radares que hemos instalado en múltiples bochinches (término que aquí sólo se entiende en su segunda acepción según la RAE, la de local de cháchara y vasos) en el campo de la izquierda se está produciendo un muy importante retroceso del espacio político conocido como En Marea/Podemos -que se presentará dividido a las Generales- un relevante ascenso del Bloque Nacionalista Galego que sin embargo no es seguro que le alcance para volver a la Carrera de San Jerónimo y un más que potente ascenso del PSOE, fundamentado en eso que se llama “voto útil”. O sea, que ante la posibilidad de que otros votos de izquierda no sirvan para frenar a la División 1936 hemos detectado abundantes indecisos a los que le cuesta depositar puño y rosa en la urna -y no sin razones bien explicadas- pero que meditan optar por el mal menor, algunos incluso recordando con cierto cariño la única vez que tomaron esa decisión: el 14 de marzo de 2004, cuando de pronto el apodado “Bambi” se convirtió en el carismático ZP gracias al castigo de última hora contra el aznarismo y su inmoral gestión del 11-M.

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Sin embargo, nuestros domésticos sondeos en Galicia revelan un debate entre estos posibles votantes del PSOE bastante diferente del que ciertos foros de supuesto prestigio señalan en idénticas circunstancias. Apenas encontramos rastro de ese hipotético recelo que versa algo así como “no sé si votar a Pedro Sánchez porque tal vez después pueda pactar con independentistas”. Al contrario, con mediana claridad hemos escuchado gran temor a que ocurra algo tan distinto como: “No sé si votar al PSOE porque temo que luego llegue a un acuerdos con Ciudadanos”. Según intuimos, ese razonamiento también cuenta con cierto recorrido en otras zonas del Estado.

¿Y qué podemos decirle a toda esa gente? Que vote en conciencia, que hagan lo que quieran y que prediquen con fuerza el rechazo al que algunos humoristas llamaron -muy en serio- trifachito. No es propósito de este texto dirigir sufragios. Pero sí hacerle una recomendación al presidente Sánchez, con la esperanza de que nos lea, que bueno sería que se asomase también a medios como este.

Señor Secretario General de Partido Socialista. Usted mismo lo está diciendo: cordón sanitario contra la foto de Colón, incluido Froilán. Nada tiene que ganar junto a los chalecos rojigualdas, esos acolchados -también conocido como fachalecos- con los que ahora la derecha española sustituyó en su estética a los siniestros abrigos loden habituales antes en Fuerza Nueva. Si consigue un buen resultado -como parece- no se olvide de esos posibles votos prestados que nada quieren saber de flirteos con las payasadas en Waterloo. Y cuando llegue el 27 de mayo, y algunos de sus barones ya no dependan tanto del tono de campaña y dejen la matraca equivocada, aproveche el escenario que previsiblemente se abrirá. Si la aritmética parlamentaria lo permite tendrá por delante un mínimo de tres años para profundizar en un proceso de calado, sin intermitencias electoralistas. Hable y pacte con Unidos Podemos y Compromís, con el independentismo catalán, con el soberanismo vasco y gallego. Inicie un diálogo sin límites. Aplique una agenda socialista y una visión plurinacional. Olvide el 135 y el 155. Y dele una vuelta a todo esto por el lado correcto. Como si estuviera en aquella entrevista en Salvados. No se equivoque de aliados. Elija más democracia. Vaya más allá de la caduca Constitución. Sea valiente.

Atentamente.

Rodri Suárez

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