viernes, 19 de abril del 2024

Alejandro Rojas-Marcos: El Partido Andalucista le presentó su dimisión al pueblo andaluz

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Pedro I. Altamirano
Pedro I. Altamirano
Editor de Las Republicas y fundador de la Asamblea Nacional Andaluza (ANA)
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Entrevista de Rafael Sanmartin. Sevilla 19 de febrero 2019.-

Le tenían reservada la titulación superior de ingeniería de caminos, pero tomó otro camino. Estaba destinado a la empresa, pero su labor progresista como concejal en el Ayuntamiento de Sevilla, le costó el destierro. Se hizo independiente, soberano de sí mismo y, sin llegar a hacerse independentista, al servicio de una idea, comprendió que el remedio para una nación olvidada, pasaba por ejercer su propia soberanía. Lo llamaron “señorito”, quienes buscaron en la política una vida más que de señoritos. Fundó el Partido Andalucista y hay quien le acusa de haberlo finiquitado, cuando él lo llama dimisión. El Partido dimitióante el pueblo andaluz. Su conversación, afable y clara, siempre sin tapujos y ahora si cabe con más motivo para ser meridianamente claro, permite que la larga hora de conversación pase sin darnos cuenta. Hay mucho más que hablar con Alejandro Rojas-Marcos de la Viesca. Aquí está sólo una muestra.

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¿Qué fue del “Poder Andaluz?

Fue una iniciativa de unos universitarios, que buscábamos crear un compromiso político. Teniendo en cuenta la situación que se vivía en España, una dictadura, y la que vivía Andalucía en particular, tomamos conciencia de que, para resolver los problemas no bastaba sólo con ser progresistas, con ser demócratas, esas condiciones eran necesarias pero insuficientes. Hacía falta gestionar nuestros propios recursos, humanos y materiales y eso era tener un Estatuto de Autonomía. Supimos que necesitábamos un instrumento. Un instrumento político, y eso es lo que llamamos “poder andaluz”. Ese fue nuestro diagnóstico en la primavera del año 65 y con esa intención nos pusimos a trabajar

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De la primavera del 65 al otoño de 2015. Cincuenta años de vida.

Sí, cincuenta años fructíferos, de mucho trabajo; con éxitos y fracasos. Un periodo significativo: nacimos en primavera y acabamos en otoño. Pero lo nuestro no fue una muerte natural, fue una eutanasia. Dimitimos. Le presentamos nuestra dimisión al pueblo andaluz. El pueblo no entendió la necesidad del Poder Andaluz. 

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¿No pudisteis aguantar hasta el fin, como, por ejemplo, la Junta Liberalista?

Todavía no conocíamos a Blas Infante, lo fuimos descubriendo cuando ya estábamos en marcha. Pero son casos distintos. Blas Infante creó un movimiento social, revolucionario pero social y cultural. Ellos perseguían el Ideal Andaluz, la identidad. Nosotros perseguíamos el poder para Andalucía

Ese proyecto en el año sesenta y cinco no debía ser muy bien visto.

Nada bien visto, en plena dictadura y con la izquierda en contra de la Autonomía. Recuerdo que la primera entrevista que se utilizó el término “Poder Andaluz”, fue en una entrevista que me hicieron en “La Ilustración Regional” y la secuestraron de inmediato, precisamente por ese término.

Alejandro Rojas Marcos, representante del PSA, durante su intervención en el Pleno del Congreso contestando al discurso de Suárez en «la cuestión de confianza»

Es que “Poder Andaluz” era un término muy subversivo.

Soñábamos con que dejara de serlo. Pero aún sigue siéndolo.

Habéis luchado contra los elementos. Pero ¿qué análisis habéis hecho sobre vuestra propia responsabilidad?

Todo el mundo tiene que asumir su parte, por tanto, no sería correcto excluir a los andalucistas; pero a la hora de definir responsabilidades, hay otras más importantes Si la culpa hubiera sido de los andalucistas, se habría mantenido la necesidad de tener un partido propio. Uno, o varios. Y del pueblo andaluz no ha nacido otro. Eso es lo grave, el pueblo andaluz no echa en falta la necesidad de un partido propio.

¿El pueblo siempre es menor de edad, como decía Esquilache?

No estoy de acuerdo. No es una frase certera; nadie puede ser menor de edad para siempre. Otra cosa es la madurez. Me imagino que Esquilache quiso decir infantilismo, que el pueblo necesita tutela. Se equivocaba. Con eso estaba ofendiéndolo. Es como decir que está tarado. Al pueblo se le engaña, se le adormece, se le narcotiza. Pero es una víctima, por eso hay que procurar que eso no ocurra, pero tiene recursos para saltar, romper, cambiar. La evolución se lleva a cabo por revoluciones.

Entonces ¿te parece que el pueblo andaluz está adormecido?

Sí. Mi libro “El letargo andaluz” lo razona. Esperemos que salga del letargo, porque el letargo proviene de la colonización, que es quien lo produce. La colonización siempre pretende arrancar las raíces.

Y en el 65 ¿Cómo reaccionaron los políticos de izquierda?

En los debates de la Mesa Democrática de Andalucía y de la Junta Democrática de España, dónde nos sentábamos partidos democráticos de izquierda y personas independientes progresistas, cada vez que planteábamos la necesidad de la Autonomía nos decían “que eso era dividir a la clase obrera”, hablaban de la internacionalización de la lucha obrera, y con eso ocultaban la actitud centralista. Un político muy influyente, cuyo nombre me callo, me dijo “con dos almorranas tenemos bastante”. Es una forma grosera de expresarse, pero expresiva. Tanto la dictadura como los partidos de izquierda, eran centralistas, y mantuvieron adormecido al pueblo andaluz.

Eso no pasaba en Cataluña ni en Euskadi ¿por qué?

Porque en Cataluña y en Euskadi lo exigía el pueblo, y lo tenía asumido la vanguardia. Si los partidos, por muy centralistas que fueran, no lo aceptaban, no tenían nada que hacer ni en Cataluña ni en Euskadi. Ahí están los resultados: ellos han ganado, los andaluces hemos perdido. Como demostración, los 40 años de entregarse en los brazos de un mismo partido. Eso adormece, nadie debe entregarse a un solo partido tanto tiempo.

Y, como resultado, lo que se avecina, que es para echarse a temblar. No es la derecha civilizada de los setenta, que, aunque había colaborado con el régimen, cambió y entonó el “mea culpa”, no es aquella derecha conversa. Esta de ahora vuelve a sus orígenes, lo que traerá más adormecimiento.

La dimisión del PA ha sido y es coherente. El pueblo nos ha ido olvidando y no hay condiciones para que nazca otro instrumento.

A eso llamaban “lucha universal”, “universalismo”, “defensa de la clase obrera”…

Seguían a Marx y Engels, al Manifiesto Comunista. Está bien también ese debate, pero no existe esa igualdad, no es lo mismo la clase obrera tailandesa que la inglesa. Engels y Marx se habían referido a la clase obrera inglesa, a la alemana. La que conocían en aquel tiempo, pero estos no han sabido ir cambiando de acuerdo con las necesidades. Se agarraron a una retórica que les ha sido útil.

El 28 de diciembre de 1979 ¿fue “la gran inocentada?

Desde luego. En realidad, hay una doble lectura: positivo es que, aunque fuera engañados, los andaluces se movilizaron junto a partidos que no creían en Andalucía, y que iban con una bandera que no querían.

Hablar de Autonomía en esas condiciones, en esa forma, era una mentira. “Su” Autonomía sólo estaba en la fórmula, pero no podía haberla, porque estaba llevada por un partido estatal, al que no se debía haber dejado gobernar en Andalucía. Es como si un empresario convocara huelgas. Se vieron sorprendidos por un brote de nacionalismo y se dedicaron a desprestigiarlo, al andalucismo y a los andalucistas.

Así que UCD se equivoca, y, después de acordar con el PSOE unas condiciones leoninas, de poner obstáculos para que la Autonomía no saliera, quiere jugar a ganador. Tanto ellos como el PSOE iban contra la Autonomía, por eso fueron los únicos que votaron a favor de esas condiciones el 28 de diciembre; ahí está el discurso de Guerra y Alzaga: “Como la Autonomía no va a salir adelante” UCD se opone en el referéndum, seguro que ese sería su triunfo. Y se equivoca. Y ese error permite al PSOE presentarse como defensor de la Autonomía. El PSOE fue más inteligente, porque aprovechó el error del otro. Pero sus intenciones eran coincidentes.

Su inconsistencia se ve también en el Pacto de Antequera, dónde fuimos los únicos en reclamar la Autonomía máxima que permitiera la Constitución, la del 151, mientras ellos se limitaron a pedir lo que llamaron “la más eficaz”, ocultando su intención a favor de la de segundo nivel: la del 143.

Una obligación del enemigo es combatir a su enemigo

Sí, pero en democracia, el verdadero demócrata busca convencer, nunca exterminar al adversario. El lema de Felipe y Guerra era el exterminio: o comprar, o matar. A nosotros no nos pudieron comprar y por eso nos tenían que aniquilar.

¿Se puede volver a pensar en el andalucismo político?

Hay que pensar durante toda la vida; pero hace falta una vanguardia que sea vanguardia, que la gente la siga.

¿Está cerca esa posibilidad, o está muy lejos?

Hacen falta unas condiciones objetivas. El Partido Andalucista desapareció porque no se daban esas condiciones, y no han mejorado, sino que, después del 2 de diciembre, son peores. 

En nuestro caso surgió una vanguardia y pudimos mantenernos durante cincuenta años; una proeza. Si hoy Andalucía tiene un espacio de juego, si tiene una Autonomía, que ya es una posibilidad que puede aprovecharse, es gracias al Partido Andalucista. Hemos sido útiles, nuestro mayor logro ha sido traer la Autonomía. Esta es la historia reciente de nuestro pueblo; hemos zarandeado Andalucía con efectos positivos. Ha sido una buena gestión. Lo dimos todo, hemos dejado un “magma” ideológico escrito, una filosofía política que puede servir a cualquier vanguardia que quiera ser útil, capaz de remover otra vez las conciencias. Vanguardia, no mesías. Pero pensar en volver, ahora mismo, lo veo difícil, no hay condiciones.

Alejandro Rojas Marcos, Alcalde de Sevilla

Dejaste una vida cómoda por una llena de riesgos

He seguido mi propio camino; no he estado blindado, he sido permeable. Me prepararon para ser ingeniero de caminos y empresario, y me aparté, tomé un camino propio, al promover el nacimiento del Partido Andalucista. Estoy orgulloso de que se me considere el fundador, porque nuestro Congreso lo aprobó por aclamación. Y estoy orgulloso, también, de haber sido promotor de la dimisión.

¿La maté porque era mía…?

Alejandro sonríe, no es que le resulte agradable; es que le suena “la música”.

Sí, lo he escuchado alguna vez. Esa expresión es nefasta, He oído esa frase, de quienes querían una operación de venta del PA a otros partidos, que se acercaban como aves carroñeras. Había dirigentes que querían el trasvase, pasarse a otro partido, porque les pagaban con cargos. Estuve dedicado seis meses a preparar la dimisión y mi discurso ha sido sobre la dignidad de la dimisión.

¿Qué partidos han querido comprar a algunos dirigentes?

Da igual. Esos partidos intentaron aniquilarnos, pero no protagonizaron nuestra despedida. El factor perverso estaba dentro, no fuera.

No fuiste Ingeniero de caminos, pero en el PSA y el PA hubo un buen número de profesionales

De ingeniería, de arquitectura, de medicina… Teníamos un buen grupo de técnicos, gente de mucha altura. Había un gran nivel 

¿Es posible que el pueblo pierda su conciencia, en vez de consolidarla?

Quizá los promotores no teníamos potencia suficiente, las circunstancias desbordaban nuestras posibilidades. PSOE y UCD impusieron sus condiciones y engañaron al pueblo. El PSOE fue como un caballo de Troya gigante. Nosotros, teníamos poca fuerza para la enorme tarea que pretendimos, un error que he cometido a menudo. Mira: hay una frase de mi abuela, que decía de mí:  “Este niño quiere estirar la pata más allá de donde llega la manta”. Reconozco haber cometido muchos errores por eso: En aquella ocasión el debate de la Ejecutiva fue sobre “la pata y la manta”. Me decían “no tenemos fuerzas para esto”, “nos van a destruir”, “nos van a triturar”. El PSOE no van a tolerar que el PA consiga la Autonomía. Defendí que era mejor jugárnosla. Merecía la pena perder el Partido, pero ganar la Autonomía. Ya sé, suena a “Hernán Cortés”. Pero, aunque nos barrieron, lo conseguimos. Estoy orgulloso de haber “estirado la pata fuera de la manta”. Mucha gente creía imposible conseguirlo. Pero al final, todos los partidos firmaron el desbloqueo del 28F que nosotros habíamos promovido.

A quienes ahora mismo se dedican a construir un partido andalucista ¿qué les dirías?

De entrada darles un aplauso siempre que sean coherentes. Pero, ojo con los traficantes. Luchar por el Poder Andaluz implica hacerlo desde la soberanía de un partido andaluz. Mi Patria es y tiene que ser Andalucía. Mi prioridad debe ser Andalucía. Que se dejen de tráfico político. No se puede hacer Andalucía, en un partido estatal. O se engaña uno mismo, o se engaña a los demás. Eso hace daño; es nocivo; es tóxico.

            Y aquí despedimos la entrevista. Como suele ser habitual, muchas cosas han quedado sin hablar. Cuando hay mucho que hablar, siempre pasa lo mismo. Y sobre Andalucía, de sacarla del letargo y sobre la persona de Rojas-Marcos, no está todo dicho. Ni mucho menos

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